La primera vez que intenté publicar este texto, hace más de tres años, me propuse hacer una investigación más completa. Entrevisté a mi amiga y maestra, Karen Reyes, hice un sondeo con la gente que caminaba por el lugar, pero sobre todo, pedí una cita con los administradores de la plaza.
Me llamaron dos semanas después de que mi texto se había quedado en el tintero, aún así, acudí a la cita. Como en todas las entrevistas, me tuvieron esperando alrededor de 15 minutos y cuando finalmente entré, había tres personas muy serias en una mesa, esperando por mi.
Como era mi primera entrevista, el mundo se me vino abajo. Los tres me miraban inquisidores y me cuestionaron que qué era lo que quería -principalmente, por el medio en el que trabajo-.
Yo no había pedido hablar con el dueño del lugar ni mucho menos, en realidad pedí hablar con los administradores porque quería estadísticas del target de la plaza, pero al ver esto, me envalentoné y comencé a preguntarles.
Como muchos empresarios, lo negaron todo, y me dijeron que «de los dos lados era lo mismo», además de afirmar que si quería saber cuánta gente visitaba la plaza cada mes, sólo viera cuál era la población de Cancún, «todo mundo ha visitado la plaza», dijeron.
Salí de ahí ligeramente molesto. Me pidieron mandarles un correo con todas mis dudas, y que, obviamente, nunca me contestaron.
Al final, hace dos semanas, me encargaron unas fotos a las que había que complementar con un texto. Revisé mis correos y ahí estaba mi primer borrador. Casi cuatro mil caracteres después, y sin haber pasado por corrección de estilo, salió publicado tal cual. Hasta hoy lo han compartido más de 1150 personas… parece que tres años no hicieron que perdiera vigencia.
De un lado, el tráfico de los autobuses y gente en busca de transporte para llegar a sus casas; del otro, camionetas de turismo y adolescentes congregados en las escalinatas de la entrada. La plaza comercial más concurrida de Cancún es también una metáfora de los contrastes de una ciudad nacida como un producto meramente turístico.
Sus administradores niegan esta diferencia de clases, pero la realidad es que para los trabajadores, Plaza Las Américas es un punto donde los deja el autobús y pueden encontrar comida rápida para llevar a sus casas; en tanto que en el otro extremo, una clase más adinerada se concentra en los cafés y restaurantes para luego subirse a su vehículo y retirarse.
Tal como la ciudad, que desde sus orígenes como Centro Integralmente Planeado (CIP) estableció la diferencia entre la Zona Hotelera y el “pueblo de apoyo” para esta naciente industria, este centro comercial es un reflejo de que en Cancún conviven a diario ambos extremos de las clases sociales.
Con todos estos contrastes, este destino alberga gente que proviene de 102 países del mundo, de las 32 entidades de la república y representantes de 18 etnias. Más del 50 por ciento de su población está compuesta por estas migraciones, por eso, la población cancunense comienza apenas a formar un arraigo y trata de encontrar sus orígenes, según explican especialistas en temas de la identidad de las sociedades.
“A veces la gente quiere un cliché para poder definir su identidad: que si los de Monterrey son codos, que los yucatecos cabezones, y todavía no han encontrado un adjetivo para designar a los cancunenses”, refiere Karen Reyes Estrada, Maestra en Evaluación y Gestión del Patrimonio Histórico Artístico, radicada en esta ciudad desde la infancia.
Para la también docente, la identidad del cancunense es precisamente su multiculturalidad, aunque este fenómeno es aprovechado por el comercio, donde estos centros comerciales se vuelven un factor importante para encontrar lo que es propio de una sociedad, y hasta su diseño estructural es una metáfora de lo que sucede entre la gente.
“En Cancún hay una línea divisoria en la que podríamos decir: ‘a partir de aquí, la ciudad tiene que verse de otra manera’. Y yo creo que las plazas tienden a reflejar eso, porque tienen también su línea divisoria que está relacionada con el poder adquisitivo de las personas: las tiendas no son iguales, las rentas no son iguales, e inclusive, la gente que camina en ambas plazas muchas veces no es la misma”, concluye Reyes Estrada.
Además, como en todo el país, el mercado de los centros comerciales se encuentra en unas pocas manos. En Cancún destaca la preponderancia de las empresas inmobiliarias EGroup, Gicsa y Frisa, además de los diversos establecimientos de Grupo Carso como los restaurantes Sanborns y las tiendas Sears.
En el caso de EGroup, es propietaria de Plaza Las Américas, Cancún Mall, Malecón Américas y Cumbres Cancún; Gicsa, por su parte, opera Plaza La Isla, Las Plazas Outlet, y Plaza Forum By the Sea, en ocasiones en conjunto con la primera empresa. Y en la ecuación entra Frisa, promotora de todas las Multiplaza que hay en este destino.
Todo esto sin contar otros proyectos que estos grupos administran en todo el estado, como Punta Langosta en Cozumel y Centro Maya en Playa del Carmen, además de los desarrollos en proceso, como Plaza La Isla Playa del Carmen, Las Plazas Outlet Riviera Maya y una ampliación de Plaza La Isla en Cancún, todas proyectadas para 2016.
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Texto publicado originalmente en Luces del Siglo
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